miércoles, 13 de julio de 2011

articulos

República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del P.P.  para la Educación  Universitaria
Instituto Universitario Tecnología de los Llanos
Informatica  trayecto II  trimestre II  “ sección 03”.
Valle de la Pascua  Edo - Guarico.




                                                               ciclo de vida de sistemas

 





Prof:                                                                                                                            Integrantes :






INTRODUCCION AL CICLO DE VIDA DE UN SISTEMA:
VASS diseña una estructura marcada por la especializacion

VASS Media es uno de los principales referentes del Grupo como firmaespecializada en consultoría y desarrollo de proyectos de Internet y servicios de Marketing Online, con más de 13 años de experiencia en el mercado.
Fabricación de software
VASS es una organización en constante evolución que pretende consolidar su oferta de producto bajo una única marca. Un ejemplo de su actividad lo constituye la creación el pasado año de VASSLabs para el desarrollo de software propietario y así abrir un nuevo frente dentro de la compañía para posicionarse como fabricante de software. La finalidad es ofrecer tecnología innovadora y soluciones a medida con roadmaps, actualizaciones, soporte y servicios profesionales.
Como primer paso, VASSLabs ha desarrollado una primera línea de productos propietaria, Clarive, enfocada a la gestión del Ciclo de Vida del Software y automatización de procesos ITIL, a la espera de la introducción de nuevas líneas de productos. VASSLabs participa además en proyectos OpenSource y utiliza un sistema de distribución basado en el Software Appliance o en SaaS. Rodrigo González, máximo responsable de VASSLabs, describe el interés de la nueva empresa por “buscar que nuestros clientes se alejen de los patrones de soluciones de integración ad-hoc hacia el software planeado, estructurado y soportado”.


En la actualidad para muchas organizaciones, los sistemas de información basados en computadoras son el corazón de las actividades cotidianas y objeto de gran consideración en la toma de decisiones, las empresas consideran con mucho cuidados las capacidades de sus sistemas de información cuando deciden ingresar o no en nuevos mercados o cuando planean la respuesta que darán a la competencia.
Al establecer los sistemas de información basados en computadoras deben tener la certeza de que se logren dos objetivos principales: que sea unsistema correcto y que este correcto el sistema. Ningún sistema que deje satisfacer ambos objetivos será completamente útil para la gerencia uorganización.

Gobierno central transfiere más de 5 millones para que la tecnología entre en las aulas de la Región

AULAS DIGITALES DEL SIGLO XXI
El delegado del Gobierno ha señalado que "este programa garantiza una educación basada en las tecnologías digitales, más próxima al alumnado y acorde con los tiempos que corren".
A su juicio, "se está contribuyendo de forma real y práctica a poner en marcha las aulas digitales del siglo XXI dotadas de la infraestructura tecnológica y de conectividad básicas en las aulas de los colegios murcianos".
También ha destacado que "esta iniciativa del Gobierno de España, puesta en marcha hace tres años, aunque por primera vez en la Región de Murcia, supone grandes cambios en la educación de nuestros jóvenes, con la introducción del ordenador personal ultraportátil como un recurso del alumno y no del centro, extendiéndose a los domicilios y a las familias de los alumnos, incluso fuera del horario lectivo y del calendario escolar".
Hasta ahora este Programa estaba cofinanciado por las Comunidades Autónomas, pero ante la necesidad de cumplimiento del objetivo de déficit que deben alcanzar este año no resultará obligatorio, quedando a su voluntad aportar dinero o no en el desarrollo del programa Escuela 2.0, añadió en rueda de prensa.
De hecho, el Programa Escuela 2.0 entró en funcionamiento en el año 2009, y con las comunidades autónomas que lo pusieron en marcha ya se han distribuido entre los alumnos más de 630.000 ordenadores portátiles, cerca de 144.000 profesores han recibido formación específica en nuevas tecnologías, y se han acondicionado alrededor de 27.000 aulas digitales.
Dado que esta sería la primera vez que el Programa se pusiera en marcha en la Región de Murcia, se podría llegar a 487 Centros Educativos, distribuir ordenadores portátiles a 15.230 alumnos y acondicionar unas 790 aulas digitales. Además, unos 1.500 profesores recibirían la formación específica necesaria.
Además, el delegado del Gobierno ha informado de que, por acuerdo del Consejo de Ministros, la Región de Murcia recibirá este año del Ministerio de Educación un total de 3.917.000 para la aplicación del Plan de extensión e impulso del primer ciclo de Educación Infantil Educa 3.
Así, tal y como se acordó en el marco de la Comisión General de la Conferencia Sectorial de Educación, el reparto del fondo de 100 millones de euros entre las Comunidades Autónomas destinados en 2011 a la creación de plazas públicas en esta etapa educativa se hace teniendo en cuenta los siguientes criterios: Población de 0 a 2 años el 1 de enero de 2011: 94%; Superficie: 4,2%; Dispersión de la población: 1,2% e Insularidad: 0,6%.

 

 

 

Retrospectiva de Nintendo parte III: Nintendo 64 – N64

Poco a poco nos vamos acercando a Project Café. Pero antes de llegar a este momento, seguimos reviviendo la trayectoria de la gran N en la industria de los videojuegos. Hoy es el turno del Nintendo 64. 
Hemos recorrido 1985 con el lanzamiento americano del NES y 1991 con el SNES. De esta manera, llegamos a la tercera generación de Nintendo en sistemas caseros, acercándonos cada vez más a la sexta generación que nos traerá con eRetrospectiva de Nintendo Parte II: Super Nintendo Entertainment System (SNES)
Y ahora, sin más preámbulos, retroanalizamos uno de los lanzamientos más llamativos en la historia de los videojuegos, aquella consola que durante su etapa de desarrollo fue conocida como "Ultra" o "Project Reality", y que en verdad logró llevar las franquicias de Nintendo a un nuevo nivel. Con ustedes... Nintendo 64
l Project Café en el E3 201

Sabemos que Sony no se preocupó por ello y aun así sacó adelante su propia consola de 32 bits en 1995, el PlayStation, con todo lo que la historia nos ha enseñado y la nueva guerra de consolas que ese mismo hecho inició. Por su parte, Nintendo probó suerte con la realidad virtual estereoscópica en 4 colores rojizos y negros, de esta manera y como experimento de mercado desarrollo el Virtual Boy, que si bien no fue el sucesor directo del SNES ni un sistema casero, merece su mención en la historia.
En un principio, el Virtual Boy iba ser un casco de realidad virtual con pantalla todo color y libertad de movimiento, pero por limitaciones y costos quedó relegado a una consola portable, más no portátil, que en su procesador de 32 bits prometía grandes dosis de profundidad y realismo que en parte cumplía, de no haber sido por el agotamiento que generaba en la vista y la escasa cantidad de títulos realizados: 20.
A pesar de tener solo tonalidades rojas, el Virtual Boy fue una consola potente e innovadora para su época con pequeñas y olvidadas joyas como Mario Tennis y Wario Land, cuyo modo de plataformas de desplazar el personaje al fondo de la pantalla se puede ver reutilizado en Donkey Kong Country Returns para Wii.





     

Los puntos débiles del coche eléctrico

La autonomía, el punto de carga y el precio de este tipo de vehículos son las principales preocupaciones entre los conductores -La mitad de los potenciales clientes adquirirían estos automóviles si costaran menos que los de motores de combustión

  







El dispensador se convierte en cable eléctrico para estos nuevos vehículos que sólo necesitan un punto de luz para cargar su batería.  daniel acker
L. GASCÓN VALENCIA 
El coche eléctrico es el futuro, y se terminará imponiendo, como señalan los fabricantes y el ministro de Industria, Miguel Sebastián. Lo que ya no está tan claro es el tiempo que deberá pasar hasta que se haga un hueco razonable en el débil mercado de la automoción. Las dudas están en la cabeza de los conductores, que no lo terminan de ver claro. Una encuesta realizada por Accenture a 7.000 personas de 13 países trata de poner en orden esas dudas que provocan recelo a la hora de adquirir un coche eléctrico, cuando el 60% reconocen que estarían dispuestos a comprarlo. De ellos, un 68% dice que durante los próximos tres años. 
El estudio "Vehículos eléctricos: cambiando percepciones y minimizando riesgos", evidencia que la mayoría de los encuestados ponen reparos sobre la desconfianza respecto a los sistemas de carga de energía
Al 85 % de los encuestados les preocupa, sobre todo, en la insuficiente de la autonomía de la batería para cubrir las necesidades diarias. Ocho de cada diez cuestionan la disponibilidad de puntos de carga, mientras que siete de cada diez considera que los tiempos de carga de los coches exclusivamente eléctricos es muy largo.
De hecho, más de la mitad de de los conductores quiere que estos nuevos coches gocen de una autonomía de más de 400 km, si bien el 51% reconoce que usa el coche menos de 40 kilómetros diarios. También algo más de la mitad, el 53%, de los entrevistados considera que una autonomía de carga equivalente a la del depósito lleno de un vehículo convencional sería un gran impulso a la hora de renovar su coche. Estas preferencias de los consumidores suponen un importante desafío para las compañías eléctricas, al incrementar los costes y la complejidad de la gestión de la red y las infraestructuras de carga de energía. 
El estudio también aporta una cuestión que compete a las compañías eléctricas y a los proveedores del servicio de carga, ya que siete de cada diez conductores se decantaría por adquirir vehículos híbridos enchufables, que funcionen también en gasolina o diesel cuando la batería está bajando. Las razones que alegan son la dificultad y la incertidumbre sobre cómo será el modelo de gestión de los puntos de carga eléctricos. 
Pasado, presente y futuro son categorías unidas de forma inseparable en los procesos de construcción social. Las identidades individuales y colectivas se construyen día a día, sobre la interpretación de un pasado que se establece como guía para el futuro. Por eso, el pasado está indefectiblemente sujeto a un debate interpretativo. Es más, como nos recuerda Zizek, «el debate ideológico fundamental es acerca de la definición actual de un pasado que siempre prefigura el futuro». En este sentido, tres momentos son claves en nuestra memoria. Tres momentos cuya interpretación histórica configura el futuro de Euskal Herria como nación: el pasado Estado independiente de Navarra nos espera en el futuro. Los vencidos en la guerra civil -izquierdistas y/o abertzales-, nos muestran las alianzas posibles y necesarias para alcanzarlo. Y, como no podía ser de otro modo, se ha abierto ya la pugna ideológica respecto al valor de la lucha en el pasado reciente, la que se inicia a finales de los cincuenta, con el surgimiento de ETA.
Está abierta la veda del pasado para los sociólogos palatinos, intérpretes interesados cuando se trata de analizar procesos de cambio: la mayoría no ha pasado del funcionalismo mertoniano, más o menos camuflado. Por eso, les repugna el conflicto, definido siempre como patología social: los que luchan son inadaptados, locos, tontos útiles, o malos. Por eso mitifican a los traidores y arrepentidos, confundiendo la catequesis, el análisis de la evolución individual y los procesos sociales. Si no tuviéramos posibilidad de arrepentirnos no pasaríamos de la pura ataraxia. Para este acercamiento académico, tan aplaudido en los medios dominantes, nunca hay razones políticas para luchar. Peor aún, nunca las ha habido: «es un viaje a ninguna parte». Sólo algunos pasados consensuados son reivindicables: como si la resistencia francesa no hubiera matado alemanes, tan personas como cualquiera, por otra parte.
Criticando la labor de muchos científicos sociales al hilo de mayo del 68, Kristin Ross nos advierte de la despolitización de la memoria: un conflicto político se convierte en rebelión generacional o mera manifestación de una contracultura más o menos simpática, una moda lampedusiana: «todo cambia para que nada cambie». Esa es una de las vías de despolitización del pasado: la «modalización». La otra, más grave, si cabe, es la «moralización de la memoria». Así, el conflicto vasco ha sido «una corrupción moral, una perversidad social... a la que sólo algunos ciudadanos espiritualmente superiores se ha enfrentado con arrojo admirable». En fin, que el análisis sociológico o político de ahora se reduzca a esta visión roma de la realidad no es muy edificante. A los analistas se nos pide que anticipemos lo que se dirá sobre estos cincuenta años dentro de cincuenta, y no conozco ningún episodio histórico conflictivo que con cierta perspectiva se lea únicamente en clave moral binaria: malos y buenos. Es más, ni siquiera el episodio más trágico de la reciente historia -Auschwitz-, está cerrado en lo que atañe a la reflexión ética, como nos recuerda Agamben: hay que distinguir la responsabilidad por el daño del arrepentimiento moral. No sea que la mera catarsis moral particular impida un análisis ético y político profundo de lo que unos y otros han hecho bien o mal durante estos años de guerra en Euskal Herria. A veces la moral es una niebla espesa que nos impide asumir nuestros errores -los de todos-, y aprender a diseñar una vida buena colectiva, es decir, a vivir éticamente, sin culpa ni responsabilidad.
En esa misma línea, Charles Tilly, cuya principal virtud fue la de intentar explicar los procesos sociales sin verse en la necesidad de condenarlos o aplaudirlos, nos ofrece una lectura politológica de nuestro tiempo: estaríamos asistiendo al fin de un largo ciclo de protesta/democratización iniciado a mediados de los años setenta del pasado siglo. Lo que ha estado en juego es la definición de las demandas sociales/políticas admisibles por el sistema político y el equilibrio entre las mismas una vez integradas en el mismo. La democratización nunca es un proceso pacífico, y, en muchas ocasiones el conflicto en torno a la democratización adquiere contenidos violentos. En nuestro caso, se han conectado y retroalimentado en una larga y dolorosa espiral dos temores, y dos disonancias cognitivas, o contradicciones insuperables.
En primer lugar, por un lado, en el seno del abertzalismo radical, existía el temor de que el sistema democrático instaurado tras la muerte de Franco jamás reconociera el derecho de autodeterminación entendido como imprescindible para la continuidad de un proyecto nacional vasco. Mientras tanto, por el lado sistémico, existía el temor de que una minoría apoyada en el uso de la violencia consiguiera introducir una demanda -la autodeterminación-, en situación de ventaja respecto a otras que pudieran ser mayoritarias según criterios cuantitativos y, que, además, su introducción pusiera en peligro el proyecto nacional español.
En segundo lugar, la disonancia de ETA estribaba en que pretendía democratizar el sistema apelando a instrumentos no democráticos. La disonancia se acentuó en su caso a partir de la elaboración de la «alternativa democrática» en abril de 1995, en tanto en cuanto ese discurso democrático no podía convivir sin incoherencia insuperable con la praxis armada. En el otro lado, la disonancia por parte del Estado residía en que el discurso «cualquier proyecto político es posible sin violencia» no tenía una base real.
La inmadurez del enfrentamiento condujo a un callejón sin salida en el que todos podían tener parte de razón: ETA y su comunidad de referencia pensó que la violencia era la única forma de arrebatar a España el derecho de autodeterminación, entendido como clave para la subsistencia nacional. Y los gestores del sistema, desde su lógica, tenían alguna razón para poner límites a la democratización planteada por ETA: peligraba su proyecto de transición democrática limitada.
Los procesos de democratización se desarrollan en la tensión irresoluble entre lo ideal y lo posible, tensión resuelta según la relación de fuerzas existente en cada momento. En ese punto de tenso equilibrio, simplemente confluyen formas distintas de entender la democracia y su alcance. Por eso, la dimensión ética no es ajena a ninguno de los adversarios: cuando un periodo de violencia política ocupa decenios, la situación no se define absolutamente a partir del marco «la locura criminal de unas pocas personas carentes de ninguna legitimidad y un sistema político legítimo que no hace sino defenderse». Tampoco a partir del marco especular «la lucha armada está justificada por la opresión de un Estado ilegítimo que vulnera las ansias de libertad de todo un pueblo». El conflicto se sostiene en el tiempo porque es una pugna entre éticas distintas, entre legitimidades fluctuantes en competencia. Entre disonancias cognitivas más o menos gestionables. El grado de incoherencia y credibilidad/viabilidad del discurso y la praxis conectada al mismo es el que determina el grado de legitimidad social de cada uno de los contendientes, y el que, normalmente determina el momento y contenido del final del ciclo.
El fin del ciclo democratizador es multifactorial, pero básicamente se resuelve por la apertura de diversas ventanas de oportunidad que pueden permitir resolver los temores y las disonancias cognitivas existentes en los discursos de los adversarios principales. Resumiendo: el proyecto independentista puede (debe) prescindir de ETA para avanzar políticamente, superada ya una larga fase de «agonía nacional» de la mano de la misma autonomía que el independentismo ha impulsado y combatido, de modo sólo aparentemente paradójico. Y el Estado puede (debe) abordar determinadas cuestiones, como la autodeterminación, sin que peligre necesariamente su estabilidad en un contexto europeo en el que, tras 1989, esa reivindicación democrática se vive ya con entera normalidad. Este es el punto de madurez que permite cerrar el ciclo. Por eso es irrelevante el momento negociador: éste ya se ha producido de facto, aunque falte su concreción en el ámbito de la reforma institucional. Todo se andará.
Pensar que estos cuarenta años «no han servido para nada» es un acercamiento reaccionario a la realidad. Al contrario, como nos recuerda Tilly, ni uno sólo de los derechos de los que hoy disfrutamos, desde la autonomía territorial a las vacaciones pagadas, se ha conseguido sin luchar. Y tampoco se mantendrán en el futuro en ausencia de una movilización política continuada. Otra cosa es que los objetivos deban enseñar a los medios y que, éstos, no sólo deben ser eficaces -que también-, sino que deben medir siempre sus consecuencias éticas a la luz de lo que está en juego en cada momento. Ahora bien, siendo conscientes de que ayer como hoy, mañana y siempre, «sólo la lucha paga».